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Donde la ciencia y el ser humano convergen

Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge revela que dormir adecuadamente por la noche permite al cerebro almacenar y recordar las nuevas palabras aprendidas durante el día.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores trabajaron con 57 voluntarios adultos a quienes se pidió aprender decenas de palabras ficticias. Los tests para evaluar su aprendizaje revelaron que recordaban más vocabulario al día siguiente, después de haber dormido, que cuando se les preguntó unas horas después de haberles enseñado los términos. El efecto fue mucho más fuerte en las palabras que fueron aprendidas justo antes de dormir.
Según ha explicado Matt Davis, director del estudio e investigador del Medical Research Council's Cognition and Brain Sciences Unit, la explicación a este fenómeno se encuentra en el funcionamiento de nuestro cerebro. Mientras que durante el aprendizaje inicial sólo se activa el hipocampo, que cumple un papel en la formación de nueva memoria, cuando dormimos esos conocimientos se transfieren al neocórtex, responsable del pensamiento consciente y del lenguaje.

A raíz del estudio, Davis y sus colaboradores concluyen que leer cuentos a los niños antes de dormir podría mejorar su vocabulario inconscientemente. En cuanto a los estudiantes, les recomiendan repasar sus exámenes al caer la noche y después dormir profundamente para recordar mejor lo aprendido. Los adultos también pueden aprovecharse de este fenómeno escuchando la radio (o podcasts) antes de sumirse en un profundo sueño.

El 11 de julio de 1973, el Gobierno de Estados Unidos regaló a España una roca lunar, como muestra de afecto entre «naciones amigas», y en agradecimiento por los servicios que prestaron las estaciones de seguimientos de las misiones Apolo instaladas en las localidades madrileñas de Fresnedillas y Robledo de Chavela.
Hoy, esta reliquia de la conquista espacial debería estar expuesta en el vestíbulo principal de una institución pública como el Museo Nacional de Ciencias Naturales, para que todos los españoles pudieran acercarse a un fragmento auténtico de la Luna y disfrutar de la sensación de encontrarse ante un pedazo real de su superficie, además de conservarse como un patromonio histórico científico. Pero desafortunadamente, nada de esto es posible, ya que aquella piedra selenita regalada al pueblo español jamás ha estado en ningún museo, y en estos momentos su paradero se desconoce.

La historia es, nunca mejor dicho, rocambolesca. Según ha relatado ante una cámara de elmundo.es Luis Ruiz de Gopegui, el ingeniero que dirigió las estaciones de la NASA en España durante el programa Apolo, la piedra lunar fue entregada a Franco por el Embajador de EEUU, en una solemne ceremonia celebrada en el Palacio de El Pardo.
Esta roca era un fragmento traído a la Tierra por el Apolo 17, es decir, la sexta y última de las misiones en las que los astronautas de la NASA pisaron la Luna, en diciembre de 1972. La piedra se encontraba en el interior de una esfera transparente de metacrilato, e iba acompañada de una placa con una dedicatoria dirigida al pueblo español, firmada por el entonces presidente Richard Nixon.

Polvo selenita en El Pardo

Sin embargo, a Franco le debió hacer tanta ilusión este insólito regalo cósmico que reaccionó como cabría esperar de cualquier ser ambicioso: en vez de enviarlo a un museo o cualquier otra institución pública, donde la sociedad española pudiera disfrutar de la piedra, decidió apropiársela sin contemplaciones y decorar algún rincón de El Pardo con el fragmento de polvo selenita.
Pero entonces, ¿qué fue de aquella roca? ¿Se la quedó la familia del Caudillo tras su muerte? ¿Se perdió o sigue decorando alguna chimenea? No es fácil responder a estas preguntas, pero el propio Ruiz de Gopegui ha aportado en exclusiva a este periódico algunas pistas para resolver el misterio.

Según el testimonio del ex director de las estaciones de la NASA en España, entre 1989 y 1991, un hombre de nacionalidad española que decía ser un marqués intentó vender esta piedra lunar al Museo de Historia Natural de Londres. ¿Y quién podía ser el personaje en cuestión? Para Ruiz de Gopegui, sólo hay una posibilidad creíble: "Fue el Marqués de Villaverde".
Sin embargo, una portavoz de este ilustre museo británico ha asegurado que si bien es cierto que allí hay dos rocas lunares expuestas al público, una fue un regalo del Gobierno de EEUU (del mismo tipo que recibió España), y otra ha sido cedida por la NASA para una exhibición temporal.

Por lo tanto, si el museo londinense nunca compró la roca lunar regalada a España a aquel caballero español que decía ser un marques, ¿dónde acabó aquella muestra de suelo selenita? ¿Se vendió a algún coleccionista privado o sigue estando en manos de la familia Franco? De momento, su destino sigue siendo un misterio.

La máquina China se mueve con carbón. Con mucho carbón. Es el combustible con que el dragón chino alimenta sus calderas, que se mueven a una velocidad de vértigo. Entre Pekín y las cuencas de carbón hay una línea férrea dedicada exclusivamente al transporte masivo de carbón.

Tuve oportunidad de ver cómo cada diez minutos pasaba un tren en dirección a la capital con 120 vagones repletos de carbón hasta los topes. Y después otro, y otro...

Puede decirse que hay tres formas de quemar carbón en China. En el mundo rural el carbón es un combustible que se quema a cielo abierto en chimeneas. De hecho pueden verse montañas de carbón en muchos pequeños pueblos. Luego están las viejas plantas de combustión, que poco a poco van sustituyendo por plantas más modernas. La progresiva modernización del parque de centrales térmicas reduce las emisiones por kWh generado, pero no las evita. Hay un desarrollo mucho más prometedor de energías renovables, como la eólica o la solar térmica, pero con un largo camino por recorrer.

Greenpeace lleva años en China trabajando sobre estas cuestiones, y tratando de impulsar un nuevo modelo energético, basado en las energías renovables. Hoy mismo, Greenpeace China ha publicado un informe en el que se analizan las emisiones de las 10 mayores compañías eléctricas chinas. Los datos son escalofriantes: sólo las tres mayores compañías chinas produjeron con las operaciones de sus plantas en 2008 unas emisiones de CO2 mayores que todas las emisiones del Reino Unido.

Estos datos vuelven a poner de manifiesto la urgencia de un acuerdo global contra las emisiones de gases que causan el cambio climático. Ese acuerdo deben liderarlo los países que han causado el problema, como Estados Unidos, la Unión Europa, Japón o Rusia. Y deben hacerlo con compromisos firmes de un mínimo del 40% de reducción de emisiones para 2020, así como un compromiso de ayuda económica a los países en desarrollo. Pero en este acuerdo tienen que involucrarse también los grandes países emergentes, como China, para que tenga efectividad.

Después de 30.000 años por primera vez podemos "escuchar" la voz del hombre Neandertal, o al menos una voz sintetizada en computadora que según los científicos muestra la forma como habló esta especie, la más cercana al hombre moderno.
El Homo neanderthalensis en su mejor época era una especie físicamente poderosa de cazadores que dominó vastas partes de Europa. La última evidencia que se tiene de ellos fue encontrada en Gibraltar y data de entre 28.000 y 24.000 años.
El doctor Robert McCarthy, antropólogo de la Universidad Atlántica de la Florida en Boca Ratón, utilizó reconstrucciones del tracto vocal del neandertal para simular su voz. La voz de una persona no sólo está determinada por las cuerdas vocales sino también por la formación ósea del tracto vocal, el diafragma y la vibración del llamado musculus vocalis.
El doctor McCarthy utilizó modelos de fósiles de 50.000 años de antigüedad descubiertos en Francia.

"La tarea no fue fácil porque la lengua es tejido suave y no se fosiliza". "En la garganta tenemos un tejido duro -un hueso- pero éste está suspendido por ligamentos, músculos y tendones del cráneo, cuello y huesos adyacentes". "Así que poder identificar en dónde exactamente va ese hueso y dónde se ubica el tracto vocal en esa garganta es una tarea increíblemente difícil", afirma el investigador.
Estudios en el pasado concluyeron que los neandertales no tenían la capacidad para seguir las sutilezas del lenguaje hablado como lo conocemos hoy en día. Es decir, su habla carecía de las "articulaciones cuánticas" de las vocales que caracterizan al lenguaje hablado moderno. Estas articulaciones cuánticas son indicaciones que ayudan a la gente con tractos vocales de diferentes tamaños a entender el lenguaje hablado de los demás.
Hasta ahora -tal como explica en la revista New Scientist- el científico sólo ha logrado generar un sólo sonido, la letra "e". "Éste sonido de la letra "e" neandertal -afirma McCarthy- carece de la articulación cuántica que hoy en día nos ayudaría a distinguir entre el significado de la palabra beat y de bit (que en inglés significan "golpeó" y "mordió"). Según el científico, esta diferencia lingüística, aunque sutil, pudo haber limitado el lenguaje hablado del hombre Neandertal.
No todos los científicos están de acuerdo con la teoría de McCarthy, porque dicen, existe evidencia arqueológica de que los neandertales tenían una cultura oral. Además, afirman que esta simulación no tiene en cuenta la forma como el cerebro controla la producción de lenguaje hablado.
Los neandertales tenían cerebros grandes y con éstos algunos científicos creen que pudieron haberse adaptado a la evolución del lenguaje. Pero también se argumenta que algunos genes que juegan un papel muy importante en el oído humano han cambiado rápidamente en el hombre moderno. Y esto quizás se debe a que dichos genes nos han ayudado a decodificar nuevos lenguajes hablados mucho más complejos.
Robert McCarthy no se ha dejado desanimar por estos argumentos y afirma que los neandertales sin duda hablaron de forma muy distinta.

El Centro Riken para el Desarrollo Biológico de Kobe, Japón, ha desvelado en un estudio las claves del desarrollo del caparazón de la tortuga, demostrando cómo pudieron evolucionar a partir de ancestros de cuerpo blando a partir de la fusión de las costillas.

Los investigadores, dirigidos por Hiroshi Nagashima, tras analizar el desarrollo embrionario de pollos, ratones y tortugas chinas de caparazón blando, desvelaron el misterio de cómo se forma el caparazón a partir de la fusión de las costillas para cubrir los omóplatos. El trabajo se publica en el último número de la revista 'Science'.
En 2005 se descubrieron los fósiles de la tortuga más antigua conocida hasta ahora, la Odontochelys, la primera que posee un caparazón incompleto. Las tortugas modernas han adquirido su forma actual a partir del desarrollo embrionario de esta especie, sin la que es difícil explicar la forma evolutiva.
Este desarrollo contrasta con el patrón común del resto de vertebrados amniotas, cuyos omóplatos se encuentran fuera de la caja torácica. Esta estructura corporal, totalmente diferente a la del resto de vertebrados, ha suscitado, desde hace muchos años, el interés de los científicos de todo el mundo.
En el estudio se describen las fases de transición por las que pudo pasar la evolución de la tortuga para llegar a su aspecto actual. Los resultados sugieren que, inicialmente, los embriones de pollos, ratones y tortugas comparten un patrón común de desarrollo que, probablemente, comparten con su último ancestro común.
A medida que el embrión de tortuga se desarrolla, una parte de la pared de su cuerpo se dobla sobre si misma, manteniendo algunas de las conexiones entre los huesos y músculos en desarrollo pero, también, produciendo nuevas conexiones que no se observan en otros reptiles, aves o mamíferos.
El caparazón, de este modo, se forma a partir del cambio en el desarrollo de las costillas, no del omóplato. Sin embargo, la anatomía embrionaria del sistema musculo-esquelético no se ha analizado suficientemente para identificar el origen específico del cuerpo de la tortuga.


Los pitagóricos de la antigua Grecia eran gente de extrañas costumbres. Gente profúndamente religiosa, estríctamente vegetariana y con una extraña visión de lo que eran los números. Para ellos todas las cosas estaban constituidas por números, no en el sentido de que todo fuese mensurable, sino en el sentido de que todo era números, en el concepto mas profundo de ser. Esto hoy en día nos parece ridículo, más propio de una secta que de personas que hicieran grandes descubrimientos de geometría, y sin embargo uno no puede dejar de entender su forma de pensar cuando se enfrenta con cosas como "el número áureo". "La proporción divina". En definitiva, Phi.

Porque detrás de este inocente número, se esconde la disposición de los pétalos de una rosa y la cara de Mona Lisa. Este número es capaz de definir tanto la dinámica de los agujeros negros, como la estructura microscópica de algunos cristales. Podemos encontrar phi tanto en las obras más excelsas echas por el hombre, como en la propia naturaleza.


Y sin embargo, para hayar este número, nos basta con saber sumar y dividir.

Probad a calcular la siguiente operación. A partir de cualquier número, por ejemplo el 0, sumad el siguiente en orden ascendente, de esta forma:

0+1+1+2+3+5+8+13+21+(...)

Obtendréis una secuencia infinita de números cada vez más grandes (la célebre secuencia de Fibonacci, aun más célebre desde el éxito de "El código DaVinci"). ¿Y donde está el famoso phi? Pues en la división entre uno de estos números, y el que le precede. Cuanto más alto sea el número que elijais, mayor será la precisión de vuestra aproximación a Phi, sin alcanzar nunca una cifra exacta, pues es un número irracional:

1,61803399 ...

Hemos hablado de los Pitagóricos al principio del post, pero no les corresponde a ellos el honor del descubrimiento de phi, sino a su compatriota Euclides (sí, el de la geometría euclidiana).
Pero de las propiedades concretas que Euclides y sus sucesores descubrieron, hablaremos en el próximo post.



España, en colaboración con Finlandia y Rusia, lanzará en 2011 una cápsula para investigar las condiciones atmosféricas de la superficie de Marte y contribuir así a preparar los primeros vuelos tripulados al planeta rojo.

"Es un paso decisivo para facilitar en el futuro vuelos tripulados a Marte", ha explicado Héctor Guerrero, investigador del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y uno de los responsables españoles del proyecto "Mars MetNet Precursor Mission".

La cápsula, que se lanzará como carga secundaria de la misión rusa 'Phobos Sample Return' a finales de 2011, está previsto que llegue al planeta marciano un año después para situarse sobre su superficie.

Se trata, ha considerado el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Luis Vázquez, de una "misión complicada" porque "la atmósfera es tenue, cambia constantemente y los cálculos suelen fallar".

España, que se incorporó al programa en 2007, ha diseñado íntegramente varios de los instrumentos que la misión desplegará sobre Marte, como un magnetómetro, que permitirá muestrear el campo magnético terrestre, y un sensor de irradiancia solar, que medirá las regiones visible, ultravioleta e infrarroja.

Un enlace de comunicaciones ópticas inalámbricas y un sistema barredor con un sensor de polvo depositado completan la aportación española a este proyecto trilateral.

En total, son 135 gramos de carga útil tecnológica, que representan el 20% del peso de toda la instalación, y que servirán, por ejemplo, para investigar la concentración de ozono y vapor de agua en la atmósfera o realizar mediciones "in situ" del campo magnético.

Se espera que los datos obtenidos "arrojen luz" sobre la estructura y la composición internas de Marte, "inaccesibles" hasta ahora por las características del planeta rojo. Los datos serán enviados a las estaciones de espacio profundo de Robledo de Chavela (Madrid) y de Cebreros (Ávila).

Para el máximo responsable de la misión, Ari-Matti Harri, del Instituto Finés de Meteorología, se trata de una misión de "bajo coste" con un presupuesto de 30 millones de euros, de los que España ha aportado alrededor de cinco millones.

"Desde el descubrimiento de América siempre ha existido un hallazgo importante cada sesenta años", ha asegurado Vázquez, por lo que ha confiado en que el hombre llegue a Marte antes de 2030.

En este sentido, Guerrero ha asegurado que el planeta rojo, "que ya fascinaba a los egipcios", será "la solución" dentro de 500 ó 1.000 años "si en la Tierra nos va mal".

Cualquier viaje tripulado a Marte tendría que permanecer en el planeta rojo más de dos años, pues la Tierra, el Sol y Marte se ponen en oposición cada 26 meses y son "las ventanas para viajar", según Vázquez.

Con la experiencia del primer lanzamiento, los responsables del proyecto esperan enviar una segunda sonda, que llegaría a Marte en 2015, y sumar a "medio plazo" otras dieciséis cápsulas.

Para Vázquez, la investigación espacial en Marte es una "carrera de fondo", que animará la investigación, porque "la sociedad española, a diferencia de lo que sucede en otros países, aún no ve héroes en sus científicos".

El consorcio español está constituido por la Universidad Complutense y la Carlos III de Madrid, la Universidad de Sevilla, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el INTA.

De acuerdo con Génesis 1:27, “Dios creó al hombre a Su imagen”. De acuerdo, pero ¿qué pasa con todos los otros habitantes cósmicos inteligentes? Bueno, Hollywood se ha ocupado de eso. Ha creado a los alienígenas a la imagen del hombre.

Difícilmente será una gran revelación señalar que en la mayor parte de las películas los alienígenas guardan una fuerte semejanza con los humanos. Normalmente tienen cabezas bien definidas y dos de cada cosa: ojos, agujeros de la nariz, brazos y piernas móviles. Son fuertemente antropomórficos, y si alguno de estos pequeños gamberros sin pelo se muda a tu barrio, probablemente los invitarías a cenar.

Los alienígenas que nos recuerdan a nosotros son adecuados para contar historias, debido a que ya sabes cómo leer sus intenciones. Los gestos de comportamiento son familiares, y puedes decir si su plan de juego es amoroso o agresivo. (En la mayor parte de las películas estas son las únicas opciones).

Pero, ¿hay alguna razón para pensar que los auténticos alienígenas, de un sistema estelar a miles de años luz de distancia, tendrían una apariencia similar a los monos evolucionados que ahora llamamos Homo sapiens? Algunos científicos, como el paleontólogo de la Universidad de Cambridge Simon Conway Morris, creen que sí. Después de todo, existe un fenómeno en la naturaleza conocido como evolución convergente. Es la tendencia de un proceso evolutivo a encontrar soluciones similares a un reto ambiental dado. Por ejemplo, si eres un depredador cuya existencia depende de capturar tu comida a diario, probablemente tengas dos ojos con campos de visión superpuestos. La visión en estéreo es una auténtica mejora para abalanzarse sobre tu presa.

De forma similar, para las criaturas marinas que necesitan velocidad, las leyes de la hidrodinámica favorecen los cuerpos largos, delgados y aerodinámicos. La evolución convergente ha asegurado que las barracudas tienen la forma de los delfines, incluso aunque los primeros son peces y los segundos mamíferos. Tener la forma de un torpedo funciona mejor.

Este mecanismo a menudo es invocado por los escritores de ciencia-ficción como una explicación conveniente de por qué muchos de sus protagonistas alienígenas recuerdan a los habitantes de la tierra con una capa de ácido de batería. (Incluso el lenguaje – “evolución convergente” – que está tan poderosamente latinizado, revela el mérito académico y la plausibilidad científica.)

Como consecuencia, es posible que una forma homínida sea el mejor plan para un cuerpo de un ser sensible de otro mundo, y sin duda Tinseltown estaría encantado de saber que sus alienígenas de traje de goma son buenas aproximaciones a la realidad. Pero apostaría dinero a que los extraterrestres que detectemos no serán tipos musculados con profundas voces y frentes corrugadas, o incluso grises sin pelo de grandes ojos. Y no porque tales criaturas no puedan existir. Sino debido a la escala de tiempo para la evolución no biológica.

Aquí está la clave: se piensa ampliamente que los alienígenas están allí fuera. Pero para probarlo se requiere lo siguiente: Los alienígenas tienen que visitar la Tierra (¡no empecemos!) o necesitamos detectarlos con nuestros telescopios – por ejemplo, en uno de nuestros experimentos SETI. En cualquier caso, estamos tratando con seres cuyo nivel tecnológico está más allá del nuestro. Esto debería ser obvio debido a que, después de todo, no estamos en un punto en el que podamos embarcarnos en un viaje interestelar. Y para estar en contacto a través de señales, no estamos lanzando continuas y potentes transmisiones a grandes cantidades de otros mundos. No tenemos ni el dinero ni el equipo, tal vez algún día.

De hecho, no importa cómo los encontremos – en el jardín trasero, en la radio, o a través de nuestros telescopios – cualquier alienígena detectado estará al menos a un siglo más allá de nosotros. Tal vez a un milenio o más.

Bien. Pero, si están más allá de nuestro nivel técnico, ¿qué podemos decir sobre su apariencia? Bueno, usando nuestra propia experiencia como guía, considera un desarrollo humano que parece probable que tenga lugar en algún momento del siglo XXI: inventaremos una máquina inteligente. Algunos futuristas imaginan que este asombroso desarrollo tendrá lugar antes de 2050. Puede que lleve el doble de ese tiempo. No importa. Para 2100, nuestros descendientes apuntarán que este fue el siglo en el que engendramos a nuestros sucesores.

Por lo que aquí llegamos al punto clave: Dado que cualquier alienígena que detectemos estará más avanzado que nosotros, ellos ya habrán dado este paso; habrán hecho esta transición de la inteligencia biológica a la de ingeniería, y dejado atrás el pintoresco paradigma de cerebros esponjosos en agua salada.

En otras palabras, a pesar de lo que “Expediente X” te habría hecho cree, el tipo de alienígenas humanoides de carne que rutinariamente pueblan la ficción es improbable que sea el tipo que descubramos. En lugar de esto, serán máquinas. Me lo apuesto.

Todo esto me recuerda una cosa: la próxima vez que tu vecino afirme que los extraterrestres en una ocasión lo sacaron a rastras de su habitación para hacerle unos experimentos de mal gusto, pregúntale si el abductor era un ser protoplásmico con cuatro miembros o algún tipo de hardware complejo. Creo que ya sé cuál será la respuesta, y es la incorrecta.

Un reciente estudio realizado por investigadores suecos y publicado en la revista Neurology asegura que las personas tranquilas tienen menos riesgo de padecer una demencia a lo largo de su vida.
El estudio se realizó sobre 506 ancianos sanos de más de 78 años que respondieran cuestionarios sobre su personalidad y estilo de vida. El cuestionario midió la vulnerabilidad de los protagonistas hacia la neurosis, o tendencia a angustiarse fácilmente, así como la capacidad de la gente para abrirse a otras personas.
Durante 6 años los investigadores siguieron a los entrevistados, y 144 ancianos desarrollaron demencia. Tras analizar los resultados, los investigadores descubrieron que aquéllos que no se angustiaban fácilmente eran calmados y estaban satisfechos consigo mismo, mientras que los ancianos que solían estresarse con facilidad eran emocionalmente inestables, negativos y nerviosos.
Los primeros mostraron un 50% menos riesgo de desarrollar demencia, comparados con la gente que era socialmente aislada y que se angustiaba fácilmente.
En el pasado los estudios han demostrado que la angustia crónica puede afectar partes del cerebro, como el hipocampo, y esto puede conducir a la demencia” aseguraron los investigadores.
Nuestros resultados revelan que tener una personalidad calmada y abierta, combinada con un estilo de vida socialmente activo, puede reducir aún más el riesgo de desarrollar demencia. La buena noticia -agrega el investigador- es que los factores de vida pueden ser modificados, a diferencia de los factores genéticos que no podemos controlar”, concluyeron.

Circula por internet un bulo que ha durado varios años (y los que durará) y que estoy seguro que ha recorrido el mundo varias veces. Se trata de la supuesta noticia en la que se comenta que el día 27 de agosto Marte estará en su punto de máximo acercamiento a la Tierra y por tanto su tamaño será similar a la Luna. De esta forma, la Luna y Marte formarán una pareja de “lunas” vistas desde la Tierra. Obviamente, esto es falso e incluso la NASA le dedicó un artículo de Ciencia@NASA para desmentirlo. Aquí teneis el artículo:

Dos Lunas en el Cielo


La próxima vez que este acontecimiento se producirá, está previsto para el año 2.287
El origen de esta noticia no es tan descabellada como podría pensar uno en un momento ya que en agosto del 2003 sí que se produjo el máximo acercamiento entre Marte y nuestro planeta. Es más, cada 26 meses se da un máximo de proximidad entre los dos, pero cada vez a una distancia diferente. La distancia entre los dos planetas en el 2003 sí que fue similar a la indicada en la noticia. Sin embargo, aunque se diera este máximo acercamiento, Marte jamás podría ser visto de un tamaño similar al de la Luna. Para ver esto último vamos a ejercitar un poco la física.

Para que Marte se vea de un tamaño similar a la Luna pueden suceder dos cosas, o que Marte sea muy grande y esté lejos, o que esté muy cerca y sea pequeño. El ejemplo más claro de ambas posibilidades lo tenemos en la Luna y el Sol. Como todo el mundo sabe la Luna es muchísimo más pequeña que el Sol, pero sin embargo, ambos cuerpos tienen aproximadamente el mismo tamaño en el cielo (de ahí que puedan ocurrir eclipses totales de Sol). ¿Cómo es esto posible? Pues simplemente porque el Sol está mucho más lejos de nosotros que la Luna. Haciendo cálculos podemos comprobar como la relación entre la distancia y el diámetro del cuerpo es prácticamente igual para el caso de la Luna y el Sol. El Sol es 400 veces más grande que la Luna, pero está 389 veces más lejos, de ahí que el ángulo sólido que ocupan en el cielo sea prácticamente el mismo.

Una vez visto esto, vamos a ver cómo debería ser Marte para que se viera igual que la Luna.

La primera opción sería que Marte estuviera muy cerca y que por tanto se viera muy grande en el cielo. Esto es precisamente lo que dice la falsa noticia. Suponiendo que el tamaño de Marte es el real y haciendo una simple regla de tres, obtenemos que Marte, para que se viera igual de grande que la Luna, debería estar a una distancia de 750.000 km lo que se corresponde con casi 2 veces la distancia Tierra-Luna. Los 55 millones de km de los que se habla en el evento parece que tampoco son demasiado acertados. De todas formas, si Marte estuviera tan cerca de nosotros, no sería un planeta sino que sería nuestra segunda luna. Demostrado por tanto que no puede darse este caso.

La otra posibilidad es que Marte por alguna extraña razón aumente su tamaño para el día 27 de agosto. Bueno, suponiendo que lo hiciera, vamos a comprobar cómo sería su diámetro. Para estimarlo necesitamos la distancia a la que Marte se encontraría de la Tierra, y para hacer las cosas más fáciles a los crédulos vamos a suponer que están en el máximo acercamiento, es decir, la distancia Tierra-Marte sería la distancia mínima Marte-Sol menos la distancia máxima Tierra-Sol. Esto nos da un valor de unos 57 millones de km, un poco más de lo que pone en la falsa noticia. Pues bien, en este caso, para que Marte se viera en el cielo igual de grande que la Luna, Marte debería tener un diámetro de 516.000 km, lo que corresponde a 76 veces su tamaño original. Aunque lo más cómico es que sería casi 4 veces mayor que Júpiter o casi un tercio del tamaño del Sol.

En fin, que no hay por donde cogerlo. Es completamente imposible que Marte se vea en el cielo de un tamaño igual al de la Luna. Mi recomendación para ver Marte bien grande es que os hagáis con un telescopio y aprovechéis una noche despejada. Y como siempre hay algún crédulo os dejo con una fotografía de la Luna y Marte del día 31 de mayo del 2005, varios meses antes del máximo acercamiento del año. Marte es ese pequeño puntito…

Investigadores de Estados Unidos han diseñado un dispositivo que puede convertirse en la alternativa a los códigos de barras. Se trata de los Bokodes, como han sido bautizados, y puede llevar miles de veces más de información que las tradicionales líneas y ser leídos por la cámara de un teléfono móvil. Con sólo tres milímetros de diámetro, estas etiquetas podrían contener información codificada sobre la nutrición de los alimentos y su caducidad o incluso servir para crear nuevos videojuegos.

El trabajo, según informa la BBC, será presentado en una conferencia en Nueva Orleans la semana próxima. "Creemos que nuestra tecnología iniciará una nueva forma de etiquetar", ha señalado a la BBC Ankit Mohan, investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que está detrás del desarrollo de este sistema.

El Bokodes consiste en un LED (diodo emisor de luz), cubierto con una capa minúscula y una lente. La información se codifica gracias a la luz que brilla a través de la capa, que varía su intensidad dependiendo del ángulo desde el que es visto. «Es brillante u oscuro según cómo queremos codificar la información», afirma Mohan.

Los investigadores creen que el sistema tiene muchas ventajas sobre códigos de barras convencionales: sus etiquetas son más pequeñas, se pueden leer en diversos ángulos y, además, se descifran con la cámara de un teléfono móvil hasta a cuatro metros de distancia.

El Bokodes se puede utilizar en las industrias para no perder de vista objetos, pero también pueden ser usados en los supermercados. Por ejemplo, podían ser utilizados para codificar ofertas de alimentación. "Mírame, soy un dólar más barato", podría ser el mensaje que envíe un producto al consumidor.

También sería útil en las bibliotecas para localizar un libro con facilidad entre millares o para localizar información sobre restaurantes. Por ejemplo, un restaurante podría poner la información del menú de cada día dentro de esta etiqueta. Cuando un usuario cargara el Google Maps, esos datos serían exhibidos automáticamente al lado de la imagen del restaurante.

De momento, estos Bokodes son caros (3,5 euros la pieza), si bien los creadores creen que en el futuro no precisarán de energía: "Tenemos ya prototipos que son totalmente pasivos", asegura el experto, lo que los abaratará mucho.

No es la primera vez que las compañías buscan alternativas a los códigos de barras. En 2007, Microsoft lanzó sus códigos de barras de colores. La tecnología de la identificación de la radiofrecuencia (etiquetas electrónicas minúsculas que difunden la información codificada) fue otra de las propuestas. Aunque ahora tienen muchos usos, como en las reservas de libros en algunas bibliotecas, los pasaportes o billetes de transporte, estas últimas aún no han logrado desplazar a los códigos de barras tradicionales.

Últimamente las noticias nos llevan más a casos que hasta hace muy poquito sólo estaban en la cabeza de los amantes de la ciencia ficción y los guionistas de Hollywood. Este es uno de esos casos, el desarrollo de un casco que simulará sensaciones y vivencias que técnicamente serán indistingibles de las reales.
Hasta ahora, la realidad virtual únicamente permitía estimular algunos sentidos por separado, por lo general la vista y el oído, éste era su límite, pero esto puede cambiar en un futuro muy cercano gracias a un proyecto desarrollado por universidades británicas con el que se podría llegar a estimular los cinco sentidos a la vez.
Estamos ante la “virtualidad real”, viajar desde el sofá o ser el protagonista de la última película de acción en primera persona.
El casco tiene una enorme pantalla en la que se visualizarían las imágenes y unos auriculares que recogerían los sonidos. Se complementaría con unos guantes con los que se generaría una experiencia táctil, y un sensor que se introduciría en la boca y provocaría los sabores.
Por ahora, se trata únicamente de un proyecto, pero puede convertirse en realidad en un plazo de cinco años, si se consigue la financiación que se precisa.
Esta innovación tendría múltiples aplicaciones en el mundo empresarial, ya que permitiría celebrar reuniones virtuales desde distintos lugares físicos y en el de la educación, porque permitiría a los niños hacer viajes en el tiempo. Otra aplicación sería la medicina, ya que posibilitaría la realización de operaciones virtuales, reproduciendo olores y texturas, o hacer seguimientos de operaciones a distancia.

Un equipo internacional liderado por astrofísicos españoles ha descubierto que el origen de algunos de los elementos radioactivos encontrados en los meteoritos más primitivos, cuyo origen data de la época de formación del Sistema Solar, pudo proceder de una estrella de seis masas solares atravesando la última fase de su vida a su paso por la vecindad solar.
La incógnita del origen de los componentes radioactivos hallados en los meteoritos más primitivos, aquellos que se remontan a la formación de nuestro Sistema Solar, parece tener una nueva respuesta. Un grupo internacional de astrofísicos, liderado por investigadores españoles, ha llegado a la conclusión de que esos isótopos radioactivos podrían proceder de una antigua estrella del tamaño de seis masas solares en los últimos momentos de su vida. Estos elementos podrían haber desempeñado un papel esencial en la evolución de los primeros bloques constitutivos de los planetas rocosos que forman el Sistema Solar.
Desde su descubrimiento en los años sesenta del siglo pasado, el origen de los elementos radioactivos que se incorporaron a los primeros materiales sólidos que formaron los meteoritos ha sido un tema muy debatido por los astrónomos. Los meteoritos más primitivos han preservado en su interior esos materiales primigenios dado que proceden de asteroides pequeños que nunca llegaron a convertirse en planetas. Son, por lo tanto, el único registro tangible del origen del Sistema Solar. Hasta la fecha, se había pensado que esos núcleos radioactivos, especialmente el aluminio (26Al) y el hierro (60Fe), podrían proceder de una supernova cercana que habría dispersado estos elementos en el momento de su explosión, aunque esta teoría no parecía ajustarse totalmente a las observaciones realizadas. Según Josep M. Trigo, investigador del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, “este nuevo estudio proporciona el primer modelo astrofísico que reproduce las abundancias de estos elementos en los primeros meteoritos, llamados condritas, sin necesidad de invocar la presencia de una supernova en la vecindad solar, en los momentos iniciales de la formación del Sistema Solar”.
En su lugar, los resultados obtenidos por el nuevo estudio sugieren que una vieja estrella cercana equivalente a seis soles, mucho menos energética y masiva que una supernova, pudo bastar para proporcionar los principales núcleos radioactivos retenidos en los meteoritos primitivos. “Gracias a este trabajo se ha comprobado que la proporción de isótopos radioactivos estimados en nuestros modelos de una estrella de seis masas solares coincide a la medida en los meteoritos primitivos”, señala Aníbal García Hernández, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Formación planetaria
En general, las estrellas mayores que el Sol conforme envejecen queman en su interior elementos cada vez más pesados, desde el hidrógeno hasta el hierro. En este proceso las estrellas aumentan su tamaño y algunas llegan a convertirse en gigantes rojas (estrellas en la rama asintótica de las gigantes o AGB de sus siglas en inglés), mientras que otras, las más masivas, por encima de 8 veces la masa del Sol, acabarían sus vidas explotando como supernovas. Ambos tipos de estrellas se hacen inestables al final de sus días, hasta que, en sus últimos latidos, expulsan al espacio las capas más externas de su atmósfera. Estos residuos son los ladrillos a partir de los cuales se construyen nuevas generaciones de estrellas y planetas.
Según el estudio, los elementos radioactivos sintetizados en el interior de estrellas gigantes rojas cercanas, con masas aproximadamente seis veces mayor que la del Sol, habrían participado enriqueciendo la nebulosa a partir de la cual se formó el Sistema Solar sin necesidad de la contribución de estrellas más masivas, que habrían producido supernovas, como hasta ahora se suponía. La desintegración de esos isótopos en el interior de los primeros cuerpos o protoplanetas sería responsable del calentamiento interno que ayudó a que los primeros minerales se fundiesen y recristalizasen para dar lugar a los planetas rocosos y grandes asteroides. “El trabajo demuestra que de ese modo las abundancias de los principales núcleos radioactivos medidas en meteoritos serían perfectamente consistentes con los producidos por este tipo de estrellas”, señala Arturo Manchado, investigador del IAC.
En el estudio, que se acaba de publicar en la revista especializada Meteoritics & Planetary Science, han participado los investigadores españoles Josep M. Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), Aníbal García Hernández y Arturo Manchado, del Instituto de Astrofísica de Canarias, Pedro García Lario del European Space Astronomy Centre (ESAC) de Madrid, María Lugaro y Mark van Raai de la Universidad de Utrecht, así como Amanda Karakas del Observatorio Mount Stromlo de Australia.

Un equipo de científicos ha creado un mapa tridimensional de las profundidades de la capa de hielo de la Antártida que permite entender cómo el flujo de las corrientes de hielo puede influir en el aumento del nivel del mar en los próximos años, según un artículo publicado por 'Nature Geoscience'.
Equipados con un radar, científicos de la British Antartic Survey (BAS), una institución británica dedicada al estudio del "continente blanco", y de la Universidad de Durham (al norte de Inglaterra), han dado un paso más en el estudio de la capa subterránea de hielo de la Antártida, que alberga a dos kilómetros bajo tierra un "río de hielo" diez veces más ancho que el Rhin.
La investigación se llevó a cabo en la zona oeste de la Antártida, en la corriente de hielo Rutford, compuesta por una mezcla de agua y sedimentos que fluyen bajo el hielo formando "crestas y surcos" que controlan el flujo de hielo que termina en el océano.
La corriente Rutford tiene unos 150 kilómetros de longitud, 25 kilómetros de ancho y un grosor de entre dos y tres kilómetros.
Las corrientes de hielo son similares a ríos gigantescos de hielo a través de los cuales el hielo de la capa antártica se traslada hacia el mar, formando grandes cadenas de hielo flotante.
La investigación de estos flujos es clave para predecir la evolución de la capa de hielo antártica y su influencia en el aumento del nivel del mar en el futuro.

Nos encontramos ante los primeros resultados exitosos de un programa experimental de desarrollo e implante de vista artificial, que es la gran esperanza de muchísimas personas invidentes.
Se trata ni más ni menos que de implantar ojos biónicos, y una de las tres personas que se ha sometido a la operación ha recuperado la visión tras 30 años sin poder ver.
El paciente de 73 años fue sometido a la cirugía ocular hace siete meses en el Hospital de Ojos Moorfields, en Londres, y asegura que ahora puede seguir líneas blancas en el camino e incluso elegir sus calcetines.
Estos ojos biónicos, bautizados como Argus II, están conectados de manera inalámbrica a unas gafas de sol que tienen una cámara y un procesador de video que captan lo que el paciente ve y lo convierten en señales eléctricas.
Estas señales son enviadas a la retina artificial y ésta a su vez estimula, por medio de electrodos, los nervios residuales de la retina que producen un impulso en el nervio óptico. Este a su vez, envía mensajes al cerebro, que puede percibir patrones de luz y manchas oscuras.
“Las pruebas hasta ahora han sido muy alentadoras porque han demostrado que el aparato es un avance real y tangible en el tratamiento de pacientes con pérdida total de visión”, aseguraron sus desarrolladores.


Sin duda, una de las noticias más interesantes de este año, y es que unos científicos de los Laboratorios de Neurociencia Com****cional ATR de Japón, han logrado por primera vez en la historia captar las imágenes almacenadas en la mente de una persona.
El experimento, realizado en humanos, utiliza una técnica que se basa en los patrones de sangre en el cerebro, en particular en la corteza visual. Para desarrollarlo, se les mostró a los participantes 400 imágenes en blanco y negro y con resolución de 10 x 10 pixeles cada una, durante 12 segundos, mientras se grababan datos de los patrones cerebrales generados al ver las imágenes.
Después, se les mostraba otro patrón diferente compuesto por las micro imágenes anteriores, como por ejemplo un patrón de dibujos que formaran las letras de la palabra N E U R O N, pudiendo reconstruir las imágenes que las personas estaban viendo con sólo analizar la actividad cerebral de estas personas.
Entre los posibles usos de esta técnica destacarían desarrollar una terapia a personas que sufren de alucinaciones, ya que con esta técnica sería posible que los doctores literalmente vean lo que el paciente ve en su mente. Pero es una arma de doble filo, ya que también podríamos espiar a las personas y saber lo que piensan. La polémica es inevitable.


Una de las clásicas preguntas del Trivial y programas de televisión tiene los días contados, y es que ante el clásico ¿Cuál es el material más duro? El diamante ya no será una respuesta correcta. En esta ocasión, estamos ante una substancia natural, bautizada como lonsdaleite.
También constituido por átomos de carbono, como el diamante, ha resultado ser un 58 por ciento más duro que la piedra preciosa, o almenos, eso aseguran en la revista New Scientist.
El equipo que lo ha descubierto, dirigido por Zicheng Pan en la Universidad de Shangai, ha realizado pruebas de tensión que determinan estos datos, y también nos explican que este tipo de materiales (los lonsdaleites) se forman raramente cuando los meteoritos que contienen grafito golpean la Tierra.
Pese a esta dureza y por otro lado, el nitruro de boro también ha resultado ser un 18% más duro que el diamante realizando las mismas pruebas (aunque en esto caso se trate de un compuesto), y es más versátil que el diamante y el lonsdaleite, ya que es estable con oxígeno a temperaturas más altas de diamante. Y esto lo hace ideal para colocarlo en la punta de corte y herramientas de perforación que operan a altas temperaturas.


Desde el Observatorio Europeo del Sur, en Chile, un equipo de astrónomos alemanes acaba de confirmar que en el centro de nuestra galaxia hay un agujero negro.
El descubrimiento, publicado en The Astrophysical Journal, asegura que el agujero es cuatro millones de veces más pesado que nuestro Sol. Y fue hallado al detectar el movimiento de 28 estrellas que giran alrededor del centro de la Vía Láctea.
Los agujeros negros son objetos cuya gravedad es tal, que nada, incluso la luz, puede escaparse de ellos. El que nos ocupa se encuentra a 27.000 años luz, o lo que es lo mismo, a 254.000 millones de millones de kilómetros de la Tierra.
“Sin duda, el aspecto más espectacular de este estudio de 16 años es que ha dado como resultado lo que se considera la mejor evidencia empírica de que los agujeros negros súper masivos realmente existen”, aseguró el Profesor Reinhard Genezl, director del equipo de científicos.
"Las órbitas estelares en el centro galáctico muestran que la concentración central de masa de cuatro millones de masas solares debe ser, sin ninguna duda, un agujero negro”, concluyó.


El esperado momento en que un animal considerado extinto “renace” gracias a la clonación ya ha llegado. Lejos de ser un dinosaurio como muchos anhelan, se trata de una cabra, la cabra hispánica.
Autóctona de España, el último espécimen conocido murió en el año 2000, pero un grupo de científicos lograron almacenar congelado tejido con ADN antes de su fallecimiento. Tras utilizarlo para reemplazar el ADN en cabras comunes de hoy día, se ha logrado que naciera un clon del animal desaparecido hace 9 años.
Si la noticia de por si ya es buena, hay que destacar que la técnica utilizada requiere de ADN en buen estado, y en la actualidad disponemos de ADN de dinosaurios en mosquitos conservados en ámbar, y un huésped actual, capaz de alojar el huevo.
Para abrir boca, muchos ya auguran la clonación del mamut lanudo, una vez secuenciado su genoma y utilizando como huésped un elefante. Sin duda, una gran noticia que nos hace volar la imaginación a más de uno.


Un equipo de científicos han logrado crear un nuevo material capaz de autoreparar sus roturas y rasguños cuando se le expone a un rayo de luz ultravioleta.
El estudio se ha publicado en la revista Science, y en el los investigadores explican que el secreto está en que utiliza moléculas hechas de chitosan, una sustancia natural que se deriva de las conchas y caparazones de crustáceos como el camarón.
El material está hecho de poliuretano, pero cuando se fragmenta, la luz ultravioleta provoca una reacción química que repara el daño.
Concretamente se trata de unas moléculas diseñadas para unir oxetano (moléculas en forma de anillo) con chitosan. Según las pruebas realizadas, estos materiales son capaces de repararse a sí mismos en menos de una hora, pudiendo ser utilizados en muchas aplicaciones de recubrimiento, por ejemplo en las industrias del transporte, paquetería, moda y biomedicina.

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Isaac Asimov

Isaac Asimov
Prolífico y destacado autor de obras literarias de ciencia ficción y divulgación científica.

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